lunes, 26 de mayo de 2008

Situación global de la directiva RoHS

El propósito de lograr la reducción de sustancias peligrosas en los productos electrónicos no tiene mucho sentido si no se coordinan esfuerzos de forma global, en los cinco continentes. Por ello no deja de sorprender que EEUU y Canada no hayan legislado nada siquiera parecido al EU-RoHS, algunos estados han adoptado alguna medida en la reducción de mercurio y los polibromodifeniléteres, siendo California el estado que ha ido "más lejos" al establecer una directiva similar a la EU-RoHS pero sólo para las pantallas de más de cuatro pulgadas...¿Esto es todo lo que puede hacer Norteamérica?

Japón tampoco tiene una legislación RoSH, pero parece que las leyes japonesas son muy restrictivas en cuanto al reciclaje (en Japón quien no recicla es poco menos que un delincuente), los fabricantes japoneses las temen tanto que desde 2006 se ha impuesto la directiva J-MOSS que al igual que la RoSH en China obliga a etiquetar los equipos eléctricos y electrónicos con el grado de sustancias peligrosas que contienen. Ya que hablamos de China a finales de 2008 se espera que culminen la segunda fase de su propia directiva RoSH, momento en el que las autoridades de este país harán público el listado de sustancias que estarán sujetas a restricciones.

En Europa hay un poco de lío con las moratorias y excepciones, la Comisión Europea está revisando actualmente la directiva RoSH, mientras tanto algunos fabricantes han pedido que se excluyan un par de sustancias y parece comprobado que en las tareas de reparación y mantenimiento se sigue soldando con estaño/plomo de forma generalizada. He revisado el estaño que hay en nuestro centro y todos los carretes contienen un 40% de plomo, así que en lo que nuestro entorno inmediato supone, parece que esto lamentablemente es cierto.

En Asia hay países como Taiwan que producen una enorme cantidad de productos electrónicos y que están actualmente considerando suscribir la directiva RoHS, lo mismo le sucede a Tailandia. Corea de Sur tiene un equivalente al EU-RoHS.

En resumidas cuentas llevamos dos años intentando reducir las sustancias peligrosas en los productos eléctricos y electrónicos y parece que poner de acuerdo a todo el mundo es tarea ardua. La última palabra la tendrán los consumidores, en cuanto estén al tanto del problema y elijan en función de quien cumple y quien no, la política de reducción de estas sustancias peligrosas será aceptada y puesta en práctica por todos en tiempo récord.

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